ROTURA DEL IMPLANTE

La tasa de rotura de los implantes actuales, se estima en torno a un 5% a 10 años, sin existir grandes diferencias entre las marcas que existen en el mercado. En 2010 sin embargo, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), recomendó la retirada de todas las prótesis de mama PIP, dado que aunque no presentaban un riesgo inherente para la salud del paciente, si presentaban un riesgo mayor de rotura que el resto de las prótesis del mercado, lo que podría acarrear complicaciones como irritación, inflamación y aumentar el riesgo de complicaciones posteriores.

La rotura del implante puede pasar desapercibida “rotura silente” o no, en algunos casos la rotura puede ser secundaría a microtraumatismos repetitivos como la contracción muscular, a un gran traumatismo directo sobre la prótesis (por ejemplo el cinturón del coche durante un accidente de tráfico), o a roturas sin una causa justificada. La paciente por tanto puede que no recuerde el episodio que pudo desencadenar la rotura.

Tras la rotura, se podrán o no observar diferentes signos clínicos:

  • Alteración de la forma de la mama: Se produce sobre todo, en aquellas prótesis antiguas con baja cohesividad, en las que el gel de silicona migraba fuera de la prótesis. La rotura en caso de ser extracapsular, produce la salida de la silicona fuera de la capsula periprotésica, diseminándose por los tejidos y dando origen a un proceso inflamatorio, incluso formándose siliconomas (respuesta inflamatoria tipo granulomatosa a cuerpo extraño, que recubre la silicona en forma de nódulos). Se diagnostica fácilmente mediante estudios de imagen (La resonancia magnética es la mejor prueba diagnóstica) y requieren de extirpación quirúrgica.
  • Dolor e inflamación de la mama: En caso de roturas extracapsulares, la salida de silicona y el contacto con los tejidos de alrededor, causa un proceso inflamatorio que puede resultar doloroso.
  • Contractura capsular: Se trata de un aumento en la dureza de la cápsula normal que envuelve al implante. Dicha contractura se clasifica por grados según la dureza, deformidad y dolor que cause en la paciente. La contractura puede aparecer por varias causas, pero una de ellas suele ser la rotura del implante.
  • Rotura silente: Se produce sobre todo con los implantes de última generación, aunque son raras. Dada la alta cohesividad, no se produce migración de la silicona y el implante mantiene gran parte de su forma, por lo que no se aprecia de forma externa una deformidad en la mama, lo que hace que la paciente no se percate de la rotura y el diagnóstico sea incidental durante los controles rutinarios de la mama para descartar el cáncer de mama.

cáncer de mama

El hecho de portar prótesis de mama no ha demostrado en los estudios científicos que aumente el riesgo de cáncer de mama, ni tampoco que disminuya la capacidad de las pruebas de imagen para diagnosticarlo; Sin embargo sí que podría influir, la existencia de cierto grado de contractura capsular, a la hora de la autoexploración mamaria, pues la paciente podría achacar alguna alteración en su mama a la misma, lo que se podría traducir en un retraso en el diagnóstico de una lesión mamaria. Por ello es de suma importancia, que la paciente se someta como mínimo 1 vez al año a un control mediante prueba de imagen (habitualmente ecográfico), para valorar sus mamas y el estado de las prótesis

Aunque no se ha demostrado que el uso de portar prótesis de mama se relacione con el aumento de la incidencia del cáncer de mama, sí que se ha estado hablando del Linfoma anaplásico de células grandes y la relación que tiene con las prótesis. La FDA americana, emitió un comunicado en 2011 en el que tenían constancia de unos 60 casos, estando calculada la incidencia actual en torno a 3 de cada 100 millones de mujeres, cifra que se antoja pequeña si se compara con los 10 millones de mujeres que existen actualmente en el mundo portadoras de prótesis de mama. Este tipo de cáncer, afecta al sistema linfático, en concreto a los linfocitos T y aunque puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, el que se asocia a las prótesis de mama, sólo aparece en la cápsula periprotésica. El tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica del implante y la cápsula periprotésica, y en caso de que exista afectación extracapsular, se puede complementar el tratamiento con quimioterapia y/o radioterapia, obteniéndose buenos resultados en la supervivencia de la paciente. Todos los estudios que existen actualmente al respecto, no han demostrado sin embargo, una relación de causalidad, por lo que actualmente, los implantes de silicona siguen considerándose seguros y la única recomendación es continuar con los controles rutinarios, teniendo en cuenta que en caso de la aparición de un seroma tardío, se debe descartar la existencia del LACG.

CONTRACTURA CAPSULAR

La formación de la cápsula alrededor del implante es un proceso normal, pero pasa a ser un problema cuando esta cápsula se contractura. Dicho aumento en la firmeza de la cápsula, se ha relacionado con muchos factores como son: el tipo de cubierta del implante, la existencia de bacterias que colonizan el implante, los microtraumatismos que se producen durante la cirugía, etc.

Dependiendo del tipo de grado de contractura, la paciente notará a la palpación la mama mucho más firme de lo habitual, una deformidad en la forma previa de la mama y en casos avanzados dolor debido a la compresión que ejerce la contractura sobre los tejidos.

Cuando la deformidad es notoria y aparece dolor, se indica la extirpación quirúrgica de la cápsula periprotésica y el recambio protésico. Previamente se realizan estudios de imagen de la mama para valorar el estado de la prótesis de cara a programar la cirugía.

SEROMA TARDÍO

Se asocia con microtraumatismos sobre la cápsula periprotésica, lo que produce un proceso inflamatorio con la consiguiente producción de seroma, que se acumula dentro de la cápsula periprotésica, causando un aumento de la mama unilateral y doloroso, con la aparición secundaria de una contractura capsular fibrosa hasta en un 80% de los casos. Su tratamiento implica la capsulectomía y el recambio por prótesis con envuelta de poliuretano. Se debe descartar la existencia de un linfoma anaplásico de células gigantes en todos los seromas tardíos.

INFECCIÓN TARDÍA

Es un cuadro muy raro. Se produce de forma secundaria a una infección sistémica y en la que el paciente tiene su sistema inmune debilitado, pudiéndose colonizar la cápsula del implante. Puede intentarse tratamiento antibiótico de amplio espectro y si no se produce mejoría, estaría indicada la retirada del implante.

MALPOSICIONAMIENTO

El implante se localiza en un bolsillo que se confecciona a medida en el momento de su colocación, ya sea por debajo del músculo pectoral o debajo de la glándula mamaria. Con el tiempo y según la actividad física de la paciente, puede haber un desplazamiento del implante por lo que se aprecia un cambio en la forma de la mama y una asimetría con respecto a la mama contralateral. En ocasiones y sobre todo cuando se utilizan prótesis anatómicas (en forma de lágrima), éstas pueden rotarse dentro de su bolsillo, siendo la tasa de rotación del 1% aproximadamente, causando una deformidad y asimetría en la mama. Se han descrito maniobras para intentar corregir la posición con una ferulización con vendajes posteriormente, pero presentan una tasa de recidivas altas, por lo que suele indicarse el manejo quirúrgico para recolocar el implante y cerrar el bolsillo.

LOS IMPLANTES DE MAMA NO DURAN TODA LA VIDA

Aunque no se ha determinado exactamente cuál es el tiempo recomendado para realizar un recambio protésico, se suele hablar de que por encima de los 10 años sería recomendable plantearlo. No existen estudios científicos ni recomendaciones por los fabricantes o el Ministerio de Sanidad, acerca de cuándo se debe cambiar un implante de mama, por lo que existen pacientes con implantes colocados hace 20 años que no presentan complicaciones y por tanto, portan sus primeros implantes.

Esto plantea que, la paciente cuanto más joven se opere, indudablemente deberá someterse a alguna cirugía de recambio a lo largo de su vida, hecho que debe conocer la paciente antes de decidir operarse. Además, debe saber que deberá controlar sus implantes mediante exploración física y pruebas de imagen de forma periódica para garantizar la buena evolución de los mismos.

Por otra parte, sí que tenemos claro que ante la aparición de alguna de las complicaciones descritas anteriormente, se debe plantear una cirugía de recambio en caso de que la paciente desee seguir portando unas prótesis de mama, y es práctica habitual que si han transcurrido ya algunos años, se aproveche para recambiar ambas prótesis y poner el contador de nuevo “a cero”.